“Hay que tener el valor de decir la
verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad”.
Platón.
“No basta decir solamente la verdad,
más conviene mostrar la causa de la falsedad”.
Aristóteles.
“Las artes y las
ciencias aman, en efecto, al que las ama, es decir,
a aquellos a quienes
Dios ha conferido esa gracia.
Por eso y por más
que poseáis todas esas cosas, no deberéis
guardarlas para
vosotros solos ni para vuestra exclusiva
satisfacción, sino
darlas en beneficio de todos, pues para todos
ha sido creada la
medicina”.
(Paracelso,
Libro de las Paradojas)
“El médico del mañana
comprenderá que él, por sí mismo, no tiene
poder para curar,
pero que si dedica su vida a servir a sus
hermanos, a estudiar
la naturaleza humana, y así comprender en
parte su
significado, a desear de todo corazón aliviar el
sufrimiento, y a
renunciar a todo para ayudar a los enfermos,
entonces podrá
canalizar a través de él el conocimiento que los
guíe y la fuerza
curativa que alivie sus dolores. Y aún así, su
poder y su capacidad
de curar estarán en proporción a la
intensidad de su
deseo y de su voluntad de servir. Entonces
comprenderá que la
salud, al igual que la vida, pertenece a Dios,
y solamente a Dios;
que él y los remedios que usa son meros
instrumentos y
agentes del Plan Divino para ayudar a los que
sufren a regresar a
la senda de la Ley Divina”.
(Edward
Bach, conferencia dictada en Southport, 1931)
“Aplicaré mis
tratamientos para beneficio de los enfermos, según
mi capacidad y buen
juicio, y me abstendré de hacerles daño o injusticia.
Viviré y ejerceré
siempre mi arte en pureza y santidad.
Siempre que entrare
en una casa, lo haré para bien del enfermo.
Me abstendré de toda
mala acción o injusticia”.
(Hipócrates,
fragmentos del Juramento Hipocrático)
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